02 diciembre 2015

Artesanía en las rejerías de los edificios burgueses


Hoy toca hacer zoom a los detalles curiosos de nuestra arquitectura, esa arquitectura que conforma el paisaje urbano que, cuando lo conocemos, pasa casi desapercibido en el día a día.

Vamos a deleitarnos, como en otras ocasiones, en una rejería, esta vez de finales del siglo XIX, una rejería que se realizó hace 120 años. Este tipo de piezas se hacían a mano, en un taller de forja, de tantos que tuvimos en la zona de Cartagena, tanto en la ciudad como en toda la comarca. Sabiendo que se realizaban a mano se valora más la perfección de sus líneas y de sus uniones. Hay que pensar que entonces no existía la soldadura eléctrica, y las uniones se hacían de forma mecánica, generalmente con arroblonadas, como ya hemos contado en otras ocasiones.

Además del diseño clásico de la barandilla podemos apreciar un detalle que corona la barandilla, y son las flores que hay en la parte superior. Esas flores solían hacerse con la superposición de distintas chapas de metal recortadas, este metal podría ser hierro, o incluso zinc. El roblón que une la flor a la barandilla queda disimulado como parte de la flor, se trata del punto que hay justo en el centro de la flor.

Como siempre, me gusta imaginar el trabajo artesano que suponía realizar tantos metros de barandilla de este tipo, ajustándose a las medidas dadas por la obra, otro de los atractivos de observar detenidamente, y es intentar detectar las artimañas del herrero en disimular las distintas formas y dimensiones de los balcones.

(C) JARM


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