10 mayo 2016

Escaleras sinuosas



Una de las cosas que más me llama la atención de los edificios de finales del XIX y principios del XX son las escaleras. Piezas dignas de observar por muy sencillas que sean, como es el caso de esta fotografía. Se trata de un edificio modesto con una rejería, como véis, sencilla e incluso con peldañeado de piedra artificial, cuando casi todas son de mármol. Sin embargo aun siendo modesto la ejecución del edificio es muy robusta y los elementos que la componen están realizados con esmero, una cosa no quita la otra.

Me gusta observar la ejecución de las losas de la escalera, la gran mayoría realizadas con bóveda tabicada, hoy totalmente en desuso, pero que requería toda una especialización en su ejecución. Aún habiendo visto centenares, incluso en derribos (donde mejor se aprecia el sistema), siguen sorprendiéndome cómo eran capaces de adaptarse a cualquier forma y dimensiones de los huecos de escalera, y todo sin encofrados ni cimbras alguna.

Otra parte que observo mucho son las barandillas, que suelen ser continuas en toda su longitud desde la planta baja hasta el último piso, donde el artesano herrero debe poner toda su experiencia en lograr que no haya ningún enlace mal hecho y que no se note que está realizada a "trozos", y no digamos al carpintero ebanista que realiza el pasamanos que debe adaptarse perfectamente a la curva continua de toda la escalera. Son aspectos artesanales que se han perdido en el tiempo y que, visto desde la perspectiva actual, sorprenden ne su ejecución.

Por último, esta fotografía tiene algo de especial, y es porque plasma una de las pocas escaleras, de muchas que hubo, que mantienen el zócalo de azulejería tan habitual en nuestros edificios, sobre todo en los años 20 y 30 del siglo XX.

(C) JARM

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